lunes, 10 de marzo de 2014

Dinámica de poblaciones


DINÁMICA DE POBLACIONES

1.       Fenología de las plagas


El estudio de la dinámica de poblaciones ocupa la parte central de todo proyecto de MIP, ya que al depender del control natural, la dinámica define los umbrales de daño y económico. La fenología de un organismo es todo lo que le sucede durante su ciclo de vida, frente al medio que le rodea, sea de carácter biótico o abiótico. Así, la fenología de una plaga es el recuento de todo lo que le sucede, como individuo o población, con relación a su hospedante, parasitoides, depredadores, patógenos, heladas, lluvias y el resto de los fenómenos naturales o inducidos, como la tecnología agrícola.

Los aspectos que debemos conocer de una población son: su taxonomía, biología, ecología y comportamiento –etología, tanto a nivel autoecológico como sinecológico. Esto nos permitirá identificar los detalles relevantes en la vida del individuo como unidad mínima del sistema o subsistema en que se ubica, o en la población.

1.1.    Taxonomía


El estudio de una plaga debe comenzar con la determinación de su especie, y para los fines del MIP, la especie de todos los organismos  coevolucionados, sean hospedantes, competidores, parasitoides, depredadores o patógenos.

1.2.    Ciclos biológicos


El éxito reproductivo de las especies depende de las tasas de nacimiento, reproducción y muerte. En los insectos el ciclo biológico varía desde especies en casi continua reproducción durante periodos muy cortos de vida (pulgones en partenogénesis), hasta especies de reproducción única en varios lustros (cigarras periódicas).

Se identifican tres características que influyen en el número de descendientes de una sola hembra:
·         Número de descendientes por evento reproductivo.
·         Número de eventos reproductivos durante el ciclo biológico (monovoltinismo a multivoltinismo).
·         La edad en que ocurre la primera reproducción.

Los insectos que tienden a tener muchos descendientes por evento, muchos eventos (generaciones) y  hacerlo a temprana edad, son más oportunistas (estrategas r o de ciclo biológico oportunista). Mientras que aquellos que tienden a tener pocos descendientes, pocos eventos reproductivos, y a reproducirse lo más tarde posible, se les llama equilibristas (estrategas k o de ciclo biológico equilibrista.


Las plagas de cultivos estacionales y anuales son oportunistas, y empiezan con una infestación inicial que siempre es “extranjera” (aloinfestación).  Las de los cultivos perennes son equilibristas
(estratega k), tienen una tasa reproductiva menor, y "nunca" abandonan el hospedante manteniendo “constantes” sus poblaciones autoinfestantes; sólo los cunden cuando la estación les es muy favorable. Estos cultivos pueden ser aloinfestados en las partes que se renuevan estacionalmente.


El rasgo más sobresaliente del ciclo biológico es la meiosis y, por lo tanto, la forma sexual de reproducción, presente en la mayoría de los insectos. La reproducción asexual, a pesar de ser mucho más simple, no fue elegida por la evolución como la estrategia más común de reproducción, obviamente debido a que reduce las posibilidades de “supervivencia del más apto”.

1.3.    Ecología poblacional


Se  refiere al estudio de la interacción de los organismos con su ambiente, a su distribución y su abundancia. 

El estudio de la ecología de las plagas deberá responder a las siguientes preguntas:
¿Cuáles son las interacciones del individuo con su ambiente biótico y abiótico?, ¿Cuáles las de la población?
¿Cómo modifican su ambiente?; ¿cómo los modifica él?
¿Qué factores ambientales determinan la presencia de tal o cuál especie?
¿Cuáles determinan sus cantidades?
Las respuestas a esas interrogantes son la médula de los estudios ecológicos de las plagas, y deben comenzar a gestarse en el ámbito individual. La autoecología (o ecología fisiológica, o ecología del organismo, o ecología organísmica) de una plaga se centra en el estudio de las maneras en que el individuo responde morfológica, fisiológica y conductualmente a los retos que le impone su ambiente físico-químico−biológico−tecnológico. Y en el de los límites individuales de tolerancia a cada una de las diferentes presiones de selección, representadas por factores:

  •       físicos y químicos (humedad, temperatura, luminosidad, pH, etc.);
  •         meteorológicos (heladas, sequías, granizo, vientos, etc.),
  •          de competencia inter e intraespecífica;
  •          de parasitoidismo y depredación;
  •          de parasitismo por patógenos;
  •          de calidad alimentaria (consumo) de su hospedante;
  •          tecnológicos (cómo afecta al individuo la tecnología agrícola: desde la forma de cultivar, hasta el control con cualquier táctica).

Conocida la autoecología del individuo, se pasa a la ecología de su población, y al análisis de sus límites de tolerancia a las mismas presiones de selección, así como al análisis de las comunidades (organismos) con quienes interacciona. A este nivel, las interrogantes se refieren a cómo los actos de depredación, parasitismo, competencia y otros tipos de interacción, modifican la estructura y organización de las poblaciones.

 1.4.    Comportamiento


¿Cómo podríamos saber la adaptabilidad o adaptación de una plaga a su hospedante y su agroecosistema, sin estudiarlos profundamente?

La técnica del insecto estéril, aplicada a la “mosca del mediterráneo” Ceratitis capitata y al“gusano de las heridas del ganado” Cochliomya hominivorax son magníficos ejemplos de lo que una sola táctica de combate (control genético autocida) puede hacer contra una plaga, cuando se basa en el conocimiento profundo de su comportamiento.

El comportamiento es la manifestación de máxima adaptabilidad genética, de origen evolutivo, para alimentarse, reproducirse y sobrevivir. Siendo genético y evolutivo está sujeto a la selección natural, incluso cuando es aprendido en un contexto ecológico específico. Por lo tanto debemos estudiar ecología conductual (el comportamiento de origen evolutivo-ecológico) si es que tarde o temprano vamos a hacer MIP. Un aspecto importante en el estudio del comportamiento es ecología química de la plaga, en relación a sus conespecíficos, así como a su hospedante, parasitoides y depredadores. Nos referimos, a los semioquímicos involucrados: sinomonas, cairomonas; feromonas, alomonas y demás.

2.       Localización y temporalidad de las plagas


Las poblaciones ocupan un lugar físico determinado (localización) en el momento de muestrearlas (temporalidad), y tienen un tamaño numérico. Al referir las poblaciones calculadas a la superficie o sustrato en que se hallaron, tenemos un cálculo de su densidad. Ambos parámetros, tamaño y densidad son determinables por muestreo. Refirámonos a la localización espacio-temporal de las plagas.


2.1.    Localización


Se refiere a dónde buscar a la plaga que se va a muestrear y cuya densidad va a medirse. Cuál es su localización en la planta o ambiente; dónde se alimenta, refugia, copula, o hiberna. Generalmente el estadio más perjudicial es un inmaduro (ninfa y larva solitarias o agregadas que se localiza, con excepciones, en el órgano afectado). Los adultos, individuales o en “colonia”, pueden ocupar estratos diferentes de los que ocuparon sus inmaduros en la misma planta. En los casos de insectos de metamorfosis completa puede haber un tercer estrato, el de pupación. El panorama se complica algo más cuando los insectos son migratorios, y todavía más cuando, además de migrar, entran en diapausa o invernan (a veces más de medio año). En todo caso la estructura de edades (población relativa de cada instar), más las constantes de muerte, nacimiento y crecimiento poblacional, forman la demografía de la especie, misma que debe ser considerada por localidades (sin olvidar la proporción de sexos).

2.2.    Temporalidad de las plagas


En el tiempo, los artrópodos plaga se distribuyen aproximadamente como su hospedante, asumiendo dos tipos generales de estrategias:

La estrategia r, más modernamente llamada coyuntural, que caracteriza a los individuos que se reproducen por estación (en hospedantes efímeros), o durante el lapso que un hospedante perenne tiene renuevos. Y lo hacen en grandes cantidades, a bajo costo biológico, con períodos cortos de vida y asumiendo tamaño individual pequeño. En este caso son frecuentes las explosiones poblacionales, dependiendo del tipo de cultivo, y dependiendo del voltinismo o número de generaciones de la plaga “por temporada”. Generalmente predomina el multivoltinismo (varias generaciones en la estación o el lapso), pero puede haber bivoltinismo y, ocasionalmente, puede haber estrategas r que son mono o univoltinos (una generación anual, donde el insecto puede pasar gran parte del ciclo en estadio diapáusico adulto, como sucede en el altiplano con la conchuela del frijol  Epilachna varivestis).

La estrategia k caracteriza a los organismos que aproximadamente están en equilibrio con el hospedante, razón por la que, modernamente, se les llama “equilibristas”. Estos no alcanzan a formar grandes poblaciones; “nunca” abandonan al hospedante; y son relativamente grandes de tamaño. En este caso el voltinismo funciona al revés: predomina el univoltinismo, puede haber bivoltinismo y es raro el voltinismo múltiple. Excepciones notables de voltinismo son los insectos que tienen una generación cada dos o más años, sobresaliendo el caso de las cigarras periódicas. El ciclo más corto conocido de una cigarra periódica es de cuatro años; algunas llegan a 17.

La diferencia fundamental estribaría en que el r interrumpe su relación con el hospedante y el k la mantiene constante; en otras palabras, el primero es epidémico y el segundo, asumiendo una relación  permanente con el hospedante, es endémico.

La distribución temporal, por lo visto, depende de los ciclos temporales del hospedante y de la adaptación de sus plagas a él. Es obvio que la distribución de los depredadores y parasitoides sigue patrones semejantes, según su especificidad. Todas las plagas oportunistas pasan parte de su ciclo  fuera del hospedante, es decir, tienen que aloinfestarlo inicialmente. Las equilibristas "jamás" lo abandonan. Es bueno hacer notar que todos estos términos y clasificaciones son relativos; son reglas biológicas que no son absolutas, ya que nos permiten conceptualizar fenómenos que rara vez carecen de excepción.

3.       Dispersión


Los insectos responden a los cambios ambientales de corto y largo plazo. El cambio más frecuente en su ambiente es la abundancia relativa de alimento; la abundancia de sitio de oviposición o de refugio cambia relativamente menos. Cuando los sitios de oviposición y refugio escasean, o se reduce la capacidad de sustento local, los insectos comienzan a vagar en busca de estos satisfactores. Esto los obliga a disminuir la densidad de población por unidad de superficie, es decir, a dispersarse. Muy frecuentemente, sobre todo entre los no entomólogos que se dedican a la entomología, a este fenómeno lo llaman emigración. Falso; la emigración es parte de un  fenómeno periódico y fijo, que no siempre tiene que ver con situaciones coyunturales como el agotamiento temporal de un recurso; además, suele tener la fase contraria o inmigración; ambas configuran la migración. La dispersión normalmente abate la densidad de  población local sin modificar las poblaciones absolutas, y se efectúa hacia hospedantes vecinos más susceptibles o simplemente disponibles como alimento, refugio temporal o lugar para ovipositar, mudar, pupar o copular. 

Cuando los artrópodos se dispersan para pupar y/o invernar,  ya no los consideramos plaga, y lo mismo sucede cuando se esparcen en busca de hospedantes silvestres locales; esto es un error porque el manejo ecológico de una plaga implica ser implacable, especialmente cuando se conocen todas sus bases. Conocerlas bien significa identificar las posibilidades de supervivencia y las trincheras del artrópodo, que deben ser conocidas al máximo; sin dejar de considerar los aspectos ecológicos y económicos.

4.       Migración


Son los insectos epidémicos quienes tarde o temprano agotan algún recurso local y tienen que desplazarse localmente en busca de nuevas áreas susceptibles; ya se dijo que esto es una dispersión. Ocurre bajo presiones poblacionales, y “no obedece” a órdenes genéticamente codificadas ex-profeso. Se trata simplemente de competencia intraespecífica, en donde el más apto coloniza otra planta vecina o cercana, antes que sus conespecíficos.

La migración completa es un fenómeno recurrente que involucra un éxodo o emigración y un regreso a la misma zona o inmigración. Está genéticamente programada y es ineludible en el ámbito poblacional. Predomina entre insectos epidémicos, y sería raro entre endémicos (aunque hay quien sostiene, por ejemplo, que ciertos homópteros equilibristas, huéspedes permanentes de plantas perennes, están genéticamente programados para emigrar e inmigrar dentro de su misma planta, según las condiciones ambientales les sean favorables o no).

Como animales capaces de "autotransportarse", los insectos cubren todas las posibilidades de distancia. Se han detectado movimientos con retorno y sin retorno, de unos cuantos metros, de unos cuantos kilómetros y de cientos o miles de kilómetros.

Las emigraciones sin retorno, de muchos kilómetros de distancia de la langosta Schistocerca spp son uno de los fenómenos entomológicos mejor estudiados; técnicamente deben llamarse emigración (porque es genética y sin retorno al lugar de origen); pero la Schistocerca gregaria de algunos desiertos de África, viaja al sur en primavera y al norte en el verano; por lo tanto migra  (emigra e inmigra).

Los movimientos migratorios de las mariposas monarca comenzaron a ser estudiados más tarde porque su impacto económico es menor, pero los estudios han avanzado mucho en años recientes debido al ambientalismo que prevalece en los países involucrados; y por supuesto al interés científico.


Adultos de Cochliomya hominivorax, el gusano de las heridas del ganado o "gusano barrenador" exhiben movimientos de dispersión que parecen migraciones, debido a que en el verano van hacia el norte (les “falta frío”) y en invierno regresan al sur (les “falta calor”), pero para algunos autores no son verdaderas migraciones ya que no dependen de condiciones extrínsecas e intrínsecas conjugadas: temperatura, humedad, fotoperiodo, calidad de la alimentación, cuerpo graso y balance hormonal.

domingo, 2 de marzo de 2014

BASES DEL MIP


Los principios filosóficos que conforman las bases del MIP se encuentran íntimamente ligados a los siguientes conceptos:


Agroecosistema

Se caracterizan por que contienen menos diversidad de especies vegetales y animales que los ecosistemas naturales, son intensamente explotados por el hombre y están sujetos a alteraciones súbitas, como las prácticas agronómicas, actividades que son críticas en el MIP, ya que la necesidad de control de una plaga o la intensidad de su ataque están frecuentemente relacionados con éstas. Debido a estas características, los agroecosistemas son más vulnerables al ataque de las plagas.



Biodiversidad

El papel de la biodiversidad en la estabilidad del agroecosistema es muy importante. Si la biodiversidad se reduce, (expansión de monocultivos a expensas de la vegetación natural) origina inestabilidad en los agroecosistemas, situación que a su vez se manifiesta a través del aumento de problemas con plagas. Resultados de investigaciones sugieren que mientras más diverso sea el agroecosistema y mayor duración tenga esta diversidad inalterada, se desarrollan mayor cantidad de relaciones internas para promover una mayor estabilidad en las poblaciones de artrópodos. La siguiente figura muestra los componentes del agroecosistema, su función y las estrategias de manejo para incrementar la biodiversidad.



Control natural y factores clave

Las poblaciones de plantas y animales no crecen hasta el infinito ni decrecen hasta la extinción. Este fenómeno conocido como balance de la naturaleza es el resultado del control natural, término que es definido como la acción combinada de factores naturales bióticos o abióticos sobre las poblaciones de los organismos cuyo efecto las mantiene dentro de ciertos límites superiores e inferiores más o menos regulares durante un periodo de tiempo específico. El control natural reduce las poblaciones y es el factor determinante para evitar los brotes de las plagas potenciales. Por lo anterior, la interferencia de algunas prácticas y/o tácticas de control, con el control natural, puede originar consecuencias perjudiciales para la sanidad del cultivo y la economía del productor.

Considerar e identificar los factores ambientales que interactúan (favorable o desfavorablemente) con una plaga en el agroecosistema es otro de los aspectos importantes para establecer un programa de MIP. A los factores ambientales que pueden provocar que la densidad de población de una plaga aumente o disminuya de manera significativa se les conoce como factores clave, los cuales pueden ser de origen biótico, como es el caso de la disponibilidad de alimento, enemigos naturales, etc.; y abióticos, como las condiciones de temperatura, disponibilidad de agua, fotoperiodo, etc.




Biología y ecología de los organismos

Conocer a los organismos que están presentes en el agroecosistema y entender su función e interacciones es un prerrequisito del MIP. Esto involucra identificar correctamente a las plagas, conocer su biología, reconocer y medir sus daños y determinar su importancia económica. Estos conocimientos facilitarán el diseño y la aplicación de las estrategias y tácticas de manejo. El éxito en el manejo de una plaga radica, en gran medida, en dirigir las tácticas de control sobre los puntos débiles de su ciclo biológico, también conocidos como periodos críticos, mismos que es posible identificar después de un estudio detallado de la biología de la plaga y de su interacción con el agroecosistema.


Daño de la plaga

El MIP indica que no todos los organismos identificados como plagas pueden ser nocivos y que no todos los daños son intolerables. En la mayoría de los casos se pueden obtener buenas producciones de los cultivos sin necesidad de eliminar las poblaciones de los insectos plaga.

Una plaga que causa daños importantes en cada ciclo de cultivo se llama plaga clave, mientras que aquellas que causan daños a intervalos de tiempos irregulares se les conocen como plagas ocasionales. Muchos organismos se convierten en plagas cuando un factor natural importante que regula sus poblaciones es alterado; cuando los organismos están sujetos a ese control regulatorio y no causan problemas reciben el nombre de plagas potenciales. Las plagas secundarias son aquellas que se presentan causando daños económicos al verse libres de los factores de regulación natural. Por lo general esto sucede cuando se asperjan plaguicidas para el control de las plagas clave.



Umbrales de acción

La posición general de equilibrio, el nivel de daño económico y el umbral económico son tres conceptos importantes para mejorar las estrategias de control, mediante la estimación de niveles poblacionales y la dinámica de poblaciones de las especies plaga.

Posición general de equilibrio (PGE). Es el promedio de la densidad de la plaga a través de un largo periodo de tiempo. La densidad de la población fluctúa alrededor de la PGE como resultado de la interacción de los parasitoides, depredadores y patógenos.

Nivel de daño económico (NDE). Se refiere a la densidad más baja de la población de una plaga que podría causar daño económico. Es la densidad de la población de la plaga a la cual el costo de las actividades realizadas para su manejo y el beneficio obtenido del cultivo son iguales. Esta medida cuantitativa determina si un organismo puede considerarse como plaga en un tiempo determinado. Sin una estimación del NDE es muy difícil evitar los daños económicos de las plagas y los tratamientos injustificados de los insecticidas. El NDE es flexible y puede cambiar con el tiempo, variedad del cultivo, mercado al que va dirigido el producto, etc. El valor del NDE decrece conforme el valor del cultivo se incrementa.

Umbral económico. Es la densidad de la población de la plaga a la cual las medidas de control deberían aplicarse para prevenir que su incremento alcance el NDE. El UE siempre representa una densidad de población de la plaga más baja que el nivel de daño económico. Determinar el UE es complejo, ya que se basa en detalladas operaciones que involucran el valor del cultivo, la relación de la plaga con el clima, su interacción con los enemigos naturales, la resistencia de la planta,  y las consecuencias ambientales y económicas de aplicar las medidas de control.

Manejo de la plaga

En los programas de MIP se busca, además de controlar a la plaga, conservar y fomentar la presencia de los artrópodos benéficos que actúan como enemigos naturales de las plagas. Estos enemigos naturales son eliminados fácilmente por contacto directo con los plaguicidas de amplio espectro, y también son destruidos por inanición cuando su presa u hospedero (plaga) escasea. Por tanto, un concepto importante del MIP es la necesidad de dejar un residuo permanente de la plaga. Este concepto implica manejar una plaga por debajo del umbral económico, no aniquilarla. El nivel poblacional de la plaga que se deberá tolerar dependerá de la actitud del agricultor y la inclinación del consumidor por comprar productos frescos sin daños y libres de fragmentos de insectos.

Momento adecuado de la aplicación de los plaguicidas

Este es un problema crucial para el éxito de los programas de control de plagas. En principio, el MIP va en contra de realizar aspersiones calendarizadas, y recomienda asperjar solamente cuando sea necesario; es decir, cuando los muestreos de plagas indiquen que la población blanco ha alcanzado el umbral económico. Con esto se previenen aplicaciones excesivas. Las técnicas de muestreo de plagas y el desarrollo del cultivo son la base para lograr lo anterior, pues permiten decisiones oportunas y racionales.


Muestreo de la plaga  

La vigilancia permanente de la plaga a través del muestreo de su población es absolutamente esencial para el éxito de un programa de MIP. El muestreo cuidadoso de la plaga, de sus enemigos naturales y del desarrollo del cultivo es la única manera de conocer que está pasando en el agroecosistema. Los muestreos periódicos nos proporcionan información acerca de las plagas presentes, sus estados biológicos y su densidad poblacional, la fenología del cultivo, las condiciones ambientales que prevalecen y la diversidad y abundancia de los enemigos naturales, entre otros. Con estos es posible calcular los umbrales económicos y tomar decisiones para el manejo de las plagas. Para que el muestreo estime con precisión la condición del agroecosistema, es importante definir una técnica que recolecte la información de una unidad de muestra y un programa de muestreo que, usando dicha técnica, permita tomar la muestra para hacer la estimación. Además, es imprescindible la capacitación del personal técnico con el fin de evitar errores en el muestreo.



Estrategias y tácticas

Se reconocen cinco estrategias de control de plagas:

1.       Estrategia de convivencia: el control de plagas se deja a las fuerzas del control natural.
2.       Estrategia de prevención o profilaxis: el control se realiza con anticipación para evitar o prevenir el ataque de una plaga.
3.       Estrategia de erradicación: el objetivo de control es eliminar la plaga.
4.       Estrategia de supresión: el control se ejerce cuando la población ha alcanzado una densidad no aceptable o intolerable.
5.       Estrategia de manejo: el control pretende mantener las poblaciones de la plaga a niveles económicamente no dañinos.

El MIP recurre a estas estrategias según cada situación. Trata de reducir la población de la plaga a un promedio que no cause daños económicos, y cuando la población excede el umbral económico, utiliza procedimientos adicionales ´para suprimirla.

Con relación a las tácticas que pueden ser usadas en el MIP, pueden agruparse en tres enfoques fundamentales del manejo de plagas:

Manipulación de la plaga
Manipulación de la planta
Manipulación del ambiente
Agrupa las tácticas que afectan directamente a las plagas o que alteran su comportamiento, de tal manera que impide que estas sigan causando daño
Estas tácticas incrementan la tolerancia del cultivo al ataque de las plagas o cambian la condición del cultivo para que no sea atacado, afectando a las plagas indirectamente a través de su fuente alimenticia
Las tácticas usadas en este enfoque modifican el ambiente para que las plagas no incrementes sus poblaciones. El ambiente es “hecho” menos adecuado para la plaga, o más favorable para los enemigos naturales de la plaga.

En lo que respecta a las tácticas usadas por el MIP, se incluyen las siguientes:
1.    Control biológico: Introducción, conservación e incremento de enemigos naturales (macro y microorganismos).
2.       Control fitogenético: plantas resistentes (no preferencia, antibiosis, tolerancia), incluye las plantas transgénicas.
3.       Control cultural: prácticas agronómicas como preparación del suelo, cultivos intercalados, cultivos trampa, épocas de siembra y cosecha, etc.
4.       Control físico-mecánico: destrucción manual de insectos, construcción de barreras físicas, uso de ultrasonido, etc.
5.       Control legal: leyes gubernamentales (cuarentenas y campañas)
6.       Control autocida: técnica del insecto estéril.
7.       Control etológico: uso de semioquímicos para modificar el comportamiento de las plagas y sus enemigos naturales,
Control químico: uso de plaguicidas sintéticos, naturales, reguladores del crecimiento, otros.





martes, 25 de febrero de 2014

Concepto de Manejo Integrado de Plagas


El término Manejo involucra la manipulación de la plaga, de la planta hospedera y del ambiente, en un sistema que conlleva a la sustentabilidad. El MIP es un sistema de ayuda en la toma de decisiones para seleccionar y usar tácticas de control, solas o coordinadas con armonía, basadas en un análisis costo-beneficio, que toma en cuenta los intereses de los productores y la sociedad, y el impacto sobre el ambiente (Norris et al, 2003).

Con el MIP se busca mantener las poblaciones de las plagas a niveles que no causen daños económicos, mediante la unión del control natural con los diferentes métodos de control desarrollados: prácticas agronómicas, plantas resistentes, insectos estériles, semioquímicos, control biológico y plaguicidas, entre otros. El MIP utiliza los plaguicidas sólo como última opción.

El MIP es absolutamente esencial para el futuro del control de plagas. Su éxito dependerá en gran medida, de la coordinación entre los agricultores con los demás actores involucrados en el control de plagas. En la Figura 1 se presenta un modeló conceptual del MIP que muestra sus componentes e interacciones.


lunes, 24 de febrero de 2014

El Síndrome de los plaguicidas


El MIP empezó a conformarse a partir de la década de 1970, como resultado de buscar opciones de control para evitar o reducir los crecientes problemas derivados del uso continuo y sistemático de los insecticidas (Figura 1):

Figura 1. Efectos del uso de plaguicidas.


Frecuentemente el uso de los plaguicidas se ha ligado a la intensificación de la agricultura a través de los monocultivos.Este sistema agrícola desplaza la vegetación, natural, propicia el uso intensivo de agroquímicos y agudiza los problemas de plagas. Todo lo anterior desencadena desórdenes ecológicos que conducen al sistema hacia el colapso (Figura 2):


Figura 2. Consecuencias ecológicas del monocultivo en relación con las plagas.


Se han identificado cinco etapas en el llamado "síndrome de los plaguicidas", las cuales se mencionan a continuación (Figura 3):



lunes, 10 de febrero de 2014

Introducción al MIP

La agricultura, como toda ciencia ha ido evolucionado desde un estadio muy primitivo y empírico a un estadio basado en el rigor de las ciencias agronómicas que comprende todos los conocimientos básicos de biología, genética, física, química, etc. aplicadas a las plantas cultivadas. A pesar de todos los adelantos que se fueron dando, las plagas agrícolas todavía siguen siendo una de las principales preocupaciones por el daño que causan al cultivo, daños que representan pérdidas de miles de millones de dólares.

Entre los primeros métodos usados por el hombre para hacer frente al problema de las plagas agrícolas se puede destacar la destrucción de los restos de cultivo, la rotación de cultivos y la práctica de cultivos asociados, los cuales demostraron tener muy buenos resultados, pero fue a partir del descubrimiento del DDT (diclorodifeniltricloroetano) en la década del 40 por Paul Mueller que el control químico con el uso de sustancias más conocidas como plaguicidas pasó a ser más utilizado y difundido entre los productores.

Sin embargo, el uso y manejo intensivo e irracional de plaguicidas ha convertido a estos químicos en un problema tanto para la agricultura como para la sociedad. Entre los principales problemas se puede mencionar:

• Daños en la salud de las personas (productores, comercializadores y consumidores).
• Contaminación ambiental (agua, suelo, aire).
• Mayor rebrote de plagas secundarias.
• Eliminación de los insectos benéficos.
• Mayor resistencia de las plagas a los plaguicidas.
• Existencia de residuos tóxicos en alimentos producidos.
• Aumento de los costos de producción.
• Dependencia de plaguicidas.

Una alternativa a esta situación es el Manejo Integrado de Plagas (MIP) que se define como la gerencia del manejo de plagas que integra varios métodos de control y optimiza los retornos económicos, sociales y ecológicos de las intervenciones, aspectos que justifican este nuevo enfoque para el manejo y control de plagas agrícolas. 

Vídeo: Insecticidas sin facturas